No creerás esto ...
En 38 años trabajando en el transporte de mercancías, solo he estado en un barco una vez. Lo sé, suena loco, ¿verdad? Sobre todo si piensas en mi profesión. Llevo casi cuatro décadas moviendo contenedores por todo el mundo. Los barcos son mi sustento. ¿Pero estar en uno? Una oportunidad única. La verdad es que no voy a los puertos muy a menudo. Están bastante lejos de Birmingham, y como la mayoría de los empresarios, suelo estar hasta las rodillas entre correos electrónicos, llamadas, problemas que resolver, problemas que apagar. Ya sabes cómo funciona.
Pero la semana pasada, me animé a conducir hasta el puerto de Felixstowe. Me subí al coche, puse rumbo sureste y me puse en marcha. ¿Y saben qué? Era justo lo que necesitaba. El viaje me dio la tranquilidad necesaria. Unas horas para pensar en silencio, sin teléfonos, sin correos, sin distracciones. Solo yo, la autopista y un poco de Black Sabbath en el estéreo.
Una vez allí, di un paseo hasta los muelles. Si alguna vez has estado allí, lo sabrás: es una vista increíble. Barcos enormes, filas de contenedores, grúas moviéndose y apilando como un gigantesco Tetris. Es fácil olvidar a qué nos enfrentamos cuando pasas la mayor parte del tiempo detrás de un escritorio. Pero estar allí, viéndolo todo en acción, me recordó por qué me metí en el transporte de mercancías. También me encontré con algunas caras conocidas: amigos, colegas, compañeros de negocio. Gente que conozco desde hace años. Gente en la que confío y respeto. Tuvimos conversaciones serias. Hablamos de lo que está pasando en el mundo del transporte de mercancías. Intercambiamos ideas, nos reímos un poco y compartimos ideas sobre hacia dónde se dirigen las cosas.
Y me impactó…
No lo hacemos lo suficiente.
Estamos tan conectados a nuestras laptops y teléfonos que olvidamos lo valioso que es sentarnos cara a cara con alguien. Charlar, compartir experiencias y simplemente hablar. No en una reunión de Teams. No por correo electrónico. Sino en persona. El mundo digital es cómodo, lo admito, pero no sustituye la conexión real.
Regresé a Birmingham con energía. Incluso inspirado. Tenía algunas ideas nuevas en desarrollo y una perspectiva que hacía tiempo que no sentía. Me recordó lo importante que es salir. Ver qué sucede sobre el terreno. Mantener el contacto con buenas personas.
Así que aquí va mi pequeño consejo para la semana: ¿Cuándo fue la última vez que saliste de tu rutina? ¿Subiste al coche, fuiste a un sitio nuevo y pasaste tiempo con gente que realmente entiende lo que haces? Quizás valga la pena apuntar algo en la agenda.