Cuando era niño, solía correr por el jardín con un paño de cocina en la cabeza, fingiendo ser un pirata.
Tenía una espada de plástico, un mapa del tesoro enrollado y una pala con la que definitivamente no podía cavar. Enterraba trastos al azar en latas de galletas y marcaba el lugar con una gran «X». Estaba convencido de que la siguiente tormenta descubriría algún botín escondido de siglos pasados... Por desgracia, no fue así...
¡Pero ese no es el caso de todos los que buscan tesoros! La semana pasada vi una noticia sobre un verdadero tesoro encontrado en la costa de Florida. Más de 1000 monedas de oro y plata, recuperadas por buzos en un tramo llamado la "Costa del Tesoro". Resultó que pertenecían a una flota española que naufragó en 1715 a causa de un huracán, de regreso a Europa cargada de riquezas. ¿Qué hizo especial a este hallazgo? Algunas monedas aún conservaban fechas y marcas de ceca visibles. Un tesoro digno de un museo.
Pero me hizo pensar... Trescientos años después, seguimos a merced del mar. Sí, los barcos han avanzado mucho: son más grandes, más inteligentes, más seguros. Pero siguen siendo vulnerables a huracanes, tifones o tormentas implacables. De hecho, en 2024, se perdieron 576 contenedores en el mar. Eso es carga real. Negocios reales. Personas reales que perdieron envíos de los que dependían. Y eso sin contar los retrasos, los daños ni el caos burocrático que surge cuando algo sale mal en el agua.
Aquí está la cosa... Puedes tener la mejor tecnología, el plan más estricto, la gente más experimentada, pero siempre habrá cosas fuera de tu control. El clima. La gente. La política. Las pandemias. La interrupción inesperada no pide permiso. Y cuando golpea, no se trata de lo que planeaste , se trata de cómo respondes . ¿Tienes un colchón? ¿Pueden tus sistemas ser flexibles? ¿Tu gente tiene claro qué hacer? Porque ¿cuál es la diferencia entre las empresas que sobreviven a las tormentas y las que se hunden? No es suerte. Es preparación. No necesitas planificar para todo, pero sí necesitas esperar que algo salga mal eventualmente. Construye para la resiliencia, no para la perfección. Porque si esa flota española hubiera planeado para el mal tiempo, tal vez esas monedas no estarían tiradas en el fondo del mar, 300 años después, esperando ser encontradas.
Así que, aquí va una idea para esta semana... ¿Qué parte de tu negocio está a punto de convertirse en el tesoro de alguien más? Me encantaría saber cómo estás protegiendo tu negocio contra las tormentas.