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¿Alguna vez has notado cómo la gente dice que quiere un cambio… hasta que el cambio realmente ocurre?

El fin de semana pasado, viajé a Liverpool para ver el partido del Villa contra el Everton en su nuevo estadio. Llevan 4 años construyendo este estadio y ha generado mucha expectación y comentarios en la comunidad futbolística. 

Metal y hormigón relucientes por valor de 800 millones de libras. Parece una nave espacial. Moderno, elegante, con un montón de detalles. Disfrutas de unas vistas espectaculares desde todos los asientos, no te mojas cuando llueve, y está claramente construido para los próximos 100 años. Además, está situado justo al lado de los muelles, rodeado de edificios muy antiguos que supongo que fueron fábricas de algodón, papeleras y edificios marítimos: la combinación perfecta de desarrollo moderno y el encanto británico de antaño. 

Suena a triunfo, ¿verdad? No para todos. Muchos aficionados no están contentos. Extrañan Goodison Park. Dicen que el nuevo estadio no tiene la misma esencia. Que está demasiado limpio. Demasiado pulido. Que le falta personalidad. Pero seamos sinceros… Goodison estaba en las últimas. Era anticuado, estrecho, se estaba cayendo a pedazos. Lleno de historia, sí, pero no se puede construir el futuro aferrándose al pasado. Y aun así… la gente todavía se resiste. Porque en el fondo, la mayoría no queremos el cambio. Queremos progreso… pero queremos que nos resulte familiar.

Pero no es así como funciona, ¿verdad? En psicología, existe el sesgo del statu quo . Es la tendencia a aferrarnos a lo conocido, incluso cuando tenemos una mejor opción. Lo familiar nos da seguridad. Aunque esté roto. Aunque nos frene. Lo veo constantemente en los negocios. La gente dice cosas como... "Llevamos años con el mismo sistema, y ​​sí, es un poco tosco, pero lo sabemos". "Llevamos en esta oficina desde 1998; sí, es pequeña y se está cayendo a pedazos, pero es nuestro hogar". ¿Te suena?

A principios de este año, nos mudamos de oficina. Más grandes. Más inteligentes. Un poco exagerado, la verdad. Pero no nos mudamos por lo que somos ahora, sino por lo que nos estamos convirtiendo. Y no fue fácil. Nuevas rutinas. Más gastos generales. Problemas iniciales con la banda ancha... Pero ya, la diferencia es enorme. Más espacio. Más energía. Más claridad. A veces, simplemente hay que dar marcha atrás y seguir adelante. Aunque se sienta incómodo. Porque la comodidad nunca construyó nada grandioso.

Así que aquí está mi pregunta... ¿Qué aspecto de tu negocio necesita cambiar, pero te estás guardando porque el método anterior te parece más fácil? Responde y cuéntamelo. Siempre estoy dispuesto a charlar sobre el progreso.